La urolitiasis es una patología muy común en cobayas. No hay prevalencia por machos o hembras, sin embargo, sí se trata normalmente de animales que hayan superado los dos años de edad y la gran mayoría son cálculos de carbonato de calcio.
La sintomatología es variable en función del diámetro, cantidad y posición de los urolitos. Podemos observar alteraciones en la micción como hematuria o disuria, o síntomas más inespecíficos como anorexia, apatía o pérdida de peso. Las localizaciones más comunes son la vejiga, la uretra y los uréteres, pero en casos puntuales, pueden aparecer también en los riñones, las glándulas seminales o la vagina.
Para llegar a un diagnóstico realizaremos primero una exploración física. También son necesarios los urianálisis para poder identificar la presencia de hematíes o leucocitos en la orina. Debido a que el carbonato de calcio es identificable por radiografía esta será también una de las herramientas de diagnóstico que utilizaremos. Pero para poder conocer con exactitud la localización y tamaño de los urolitos lo ideal es realizar una ecografía, la cuál también nos ayuda a identificar patologías asociadas a estos urolitos, como puede ser una hidronefrosis o un hidroureter. En ciertos casos se puede realizar también un contraste uretral para identificar la localización exacta de los urolitos.
Será necesario también realizar una analítica sanguínea completa para valorar los parámetros renales o la presencia de infecciones entre otros.
Los urolitos menores a 5 milímetros son capaces de salir por sí mismos en la mayoría de los casos a través de la uretra. En urolitos de mayor tamaño se realizaría la extracción de manera quirúrgica o por endoscopia.
Tras la extracción de los cálculos es común la recurrencia por lo que debemos tomar unas pautas de manejo para prevenirlo. Aumentaremos la ingesta de agua de baja mineralización y disminuimos el calcio de la dieta evitando alimentos como la alfalfa, la zanahoria o los piensos altos en calcio.